Raicilla, Cultura y Comunidad: Un Año para Recordar
- Hacienda El Divisadero

- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
Este año estuvo lleno de caminos nuevos, momentos compartidos y encuentros que nos recordaron por qué la raicilla no es solo un destilado, sino una manera de conectar con la gente y con la tierra.
Tuvimos el honor de acompañar aperturas, aniversarios, proyectos y celebraciones que marcaron la escena gastronómica y cultural de la región: la apertura de Florios, el aniversario de Tino’s, el aniversario de Pineda, la apertura de Tartufo, el aniversario de Cantar de Palmares y ese día especial en el que nos unimos a Nadando por las Ballenas, una causa que nos recuerda cuánto debemos cuidar nuestro territorio y las especies que lo habitan.
En cada uno de estos espacios, encontramos algo que nos encanta de este camino: la oportunidad de conocer personas nuevas, revisitar amistades, compartir copa, conversación, y seguir llevando la raicilla a mesas que reciben la tradición con curiosidad, apertura y cariño. Gracias a quienes nos acompañaron, a quienes nos recibieron y a quienes apenas estamos empezando a conocer. Ha sido un placer y un honor estar presentes en sus momentos importantes.
Y si hubo algo que hizo este año aún más especial, fue ver cómo la creatividad sigue abriendo puertas para entender la raicilla desde lugares nuevos. Uno de esos momentos fue, sin duda, la bebida signature creada por Diego Ramírez, quien ha sabido interpretar la raicilla con un estilo propio que respeta su origen y, al mismo tiempo, la proyecta hacia el futuro.
Durante el aniversario de Tino’s, Diego presentó una bebida que, a simple vista, parecía sencilla. Pero bastaba un sorbo para entender que era una revelación: un trago que capturaba la esencia del evento sin perder la identidad del destilado.Lo más sorprendente fue ese aire salino, una especie de ola fresca y tenue que abría el paladar con una delicadeza deliciosa. Era un guiño directo a la tradición costera de degustar la raicilla con sal de mar y toronja para realzar su perfil.

Ese toque final, un ligero acento de toronja, fue lo que transformó el cóctel en una experiencia completa. No era una mezcla gratuita ni un adorno estético.Era una oda a la cultura, un homenaje a las manos, técnicas y sabores que forman parte de nuestra tradición. Un recordatorio de que la raicilla puede dialogar con la coctelería contemporánea sin perder su raíz.
Gracias, Diego, por traducir con tanta sensibilidad la esencia de la Costa en un solo trago.Y gracias a todos los que, desde sus espacios, apostaron por la raicilla, la compartieron, la conocieron o la reinterpretaron. Cada colaboración, cada evento, cada sorbo compartido, nos impulsa a seguir trabajando con la misma pasión de siempre.
Cerramos este año con gratitud, con nuevas amistades y con la emoción de todo lo que viene. Que 2026 siga siendo un año de encuentros, mesas llenas, proyectos que crecen y brindis que celebren lo auténtico.

Salud por ustedes, por la raicilla y por el territorio que nos une. 🥃✨





















Comentarios